Sus ojos brillantes contenían las lagrimas y admiraban lo que a lo lejos podían percibir. Un pleno horizonte sin fin difícil de describir, tan mágico como el caer de una hoja en otoño y a la vez más oscuro que la mismísima oscuridad. El tiempo suspendido en la eternidad y los recuerdos en caída libre hacia la nada misma. Remolino de sentimientos encontrados transformaban la humanidad toda en una simple sombra parecida a una tonta silueta pintada por la mitad. Una plena burla al razonamiento y una carga de baterías a la inspiración. Carpe diem
2 comentarios:
Me parecio muy inspirador tu texto
excelente relato y me parece extraordinario seguir avanzando, besos
Publicar un comentario